lunes, 10 de mayo de 2010

Primera impresión.

Hoy ha sido un día de locos... como primera idea no estaba mal, escribir un blog para demostrarme a mí misma que puedo conseguir lo que me proponga... Resultaría interesante saber si "puedo" hacerme un hueco en el mundo de la literatura.

El año pasado conseguí publicar un libro, la primera parte de una trilogía: El Poder de Dos. La estrella de siete puntas.

Fue lo primero que conseguí escribir (y terminar) y me sentí realmente orgullosa (lo escribí con 14 años, lo publiqué con 15, casi 16), sin embargo, ahora cada vez que lo leo me entran unas ganas de ponerme a reformarlo... Tiene muchas faltas (la editorial no la reviso), una portada de espanto (literalmente, es un asco), pero, a pesar de todo, ha tenido mucho éxito (más del que esperaba). Ahora me piden el segundo, que sin duda alguna está muchísimo mejor... Pero ya no tengo la misma ilusión que con el primero. Creo que es porque cuando a pasado el tiempo, con forme he ido madurando en mi forma de escribir, mi visión ha cambiado radicalmente y temo que ocurra lo mismo con el segundo.

Por otra parte el tener a casi media ciudad esperando el segundo me motiva a quererlo publicar, por ellos. Está clarísimo lo que haré, ya tiene una "fecha de salida orientativa"... (hablando de eso, debería ponerme a corregir u.u) en fin, gente desaparecida, os dejo con el prólogo de un libro que tengo planeado (y que no saldrá a la luz hasta dentro de muuuucho tiempo).

Prólogo: Final… Por fin el final….


La noche era oscura y los pocos que se encontraban en la calle pudieron ver, con total claridad, los astros brillando bellamente. Pero pocos de ellos sabían que esa noche había un gran acontecimiento en los cielos, pocos sabían que esa noche… los seis planetas se alineaban.

Esto había sucedido con anterioridad, era un hecho que solo se producía cada 571 años. Sin embargo, una anciana observaba el cielo con impaciencia, esperando su muerte pues sabía, o más bien intuía, que esa noche sería la última vez que contemplaba las estrellas.
Esa anciana estaba débil y demacrada, tenía la tez más pálida que la Parca, profundas ojeras marcaban sus ojos y los hacían más profundos y fríos. La nariz larga y curvada como el pico de un águila. Se relamía los labios con frecuencia, como si fuese un tic, haciéndolo una y otra vez, ansiosa porque el Sol apareciese destruyendo la oscuridad y a ella misma. Sus rasgos eran duros y surcados por profundas arrugas. Llevaba tanto tiempo sin tomar el Elixir…

La anciana paseaba por el bosque, el llamado Bosque del Unicornio, pues entre la maleza, se contaba, observaba un unicornio… que solo tres personas habían visto. La anciana y sus dos hermanas fallecidas. Casi sin darse cuenta había llegado al arroyo que surcaba el bosque. La vieja cerró los ojos sin atreverse a mirar su propio reflejo. No hacía tanto que su rostro había estado liso, sus cabellos negros y su tez sonrosada. Tanto tiempo había vivido con el rostro de su juventud que ahora temía verse. Se giró, dando la espalda al riachuelo. Por la posición de los astros ella supo que apenas le quedaban un par de horas de vida y quiso realizar su última voluntad.

Susurró unas palabras, en un idioma extraño, rítmico y sutil. De pronto, alrededor de la anciana se formó un torbellino de hojas, ramas, tierra y maleza; alzándola sobre las copas de los árboles más altos y la vio.

La sinuosa, blanca y elegante Torre. Su hogar. Se encontraba en el centro del Bosque del Unicornio y nadie podía llegar a ella, excepto si el unicornio, o uno de los inquilinos de la Torre, los guiaban hasta ahí. Pero esa preciosa Torre, con todos sus lujos, se perdería esa noche, pues solo ella vivía ahí y solo a un Hijo de la Magia guiaría el Unicornio… “Y la magia ha muerto con los demonios…” Se dijo la vieja antes de que el sol surgiese de entre los árboles.

Cuando el astro rey surgió por completo, la anciana, comenzó a convertirse en polvo no sin antes sonreír.

El polvo se mezcló con el aire y nadie más supo nunca sobre Aglaya, más conocida como el Oráculo.